Cuando se habla de la patología varicosa se habla de la dilatación de una vena que forma parte del sistema circulatorio que está formado por tres componentes: el sistema arterial, el sistema venoso y el sistema linfático. Este aumento del diámetro en el calibre del vaso venoso tiene como consecuencia la incompetencia valvular.
El cirujano cardiovascular Ignacio De Luca, miembro del Servicio de Cirugía Vascular Periférica del Instituto Cardiovascular Buenos Aires (ICBA), explicó que “las válvulas venosas se encuentran en la pared del vaso y son las responsables de evitar el reflujo venoso desde la periferia hacia el corazón y así permitiendo un correcto funcionamiento de todo el sistema cardiovascular”.
El especialista indicó que con la evolución del hombre a la bipedestación hasta el siglo XXI “fueron muchos los cambios de hábitos rutinarios que llevan a presentar insuficiencia venosa o la dilatación varicosa que se produce por un aumento de la presión hidrostática ejercida en la pared de la misma y como consecuencia el aumento del diámetro y la incompetencia valvular”.
En ese sentido, Di Luca indicó que “la fuerza ejercida sobre la pared por la presión hidrostática de la sangre venosa se produce porque el sistema venoso no presenta una bomba que impulsa la sangre como el corazón en el sistema arterial en forma automática sino que es impulsado por la contracción muscular de las piernas”.
“Siendo así, al caminar es la bomba periférica venosa la responsable de impulsar la sangre hacia el corazón ayudado por la competencia valvular que no permite que la sangre refluya y disminuyendo la presión ejercida sobre la pared venosa. Con los hábitos del siglo XXI, el sedentarismo así como las jornadas laborales extensas sentados en la oficina o parados detrás del mostrador tiene como consecuencia las várices que generalmente se presentan en los miembros inferiores”, indicó el cirujano.
El sistema venoso en los miembros está formado por un sistema venoso profundo, un sistema venoso superficial y un sistema venoso perforante.
“Dependiendo del sistema venoso involucrado al pasar los años (las várices no se presentan en forma aguda, es una enfermedad crónica) según el hábito de cada persona tendrá como consecuencia desde unas simples telangiectasias (arañitas) hasta dilataciones de gran tamaño o extensión en todo el miembro inferior asociado a cambios tróficos de la piel o úlceras”, dijo Di Luca.
¿Qué factores de riesgo abarcan? ¿Qué consecuencia o afecciones para la salud pueden acarrear?
El especialista destacó que la insuficiencia venosa “es una enfermedad crónica. Generalmente no presenta grandes inconvenientes en su tratamiento cuando nos encontramos en la primera etapa de la enfermedad ayudando así al paciente a cambiar hábitos y disminuir la evolución de la insuficiencia a etapas más avanzadas. Por lo tanto, es recomendable consultar con el especialista ante la presencia de “arañitas” o “cordones” en las piernas para comenzar un tratamiento”.
“En los casos que se presentan con várices más evolucionadas el riesgo de trombosis está presente pero es importante tener en cuenta que “no todos los pacientes que presentan várices van a presentar una tromboflebitis” (hablando de la vena trombosada y la inflamación consecuente que se presenta con dolor y calor en la región de la vena afectada)”, señaló.
El experto destacó que “para presentar una trombosis venosa son varios los factores que están en juego que en conjunto tendrían como resultado la trombosis pudiendo involucrar al sistema venoso superficial como profundo”.
“En etapas más avanzadas, nos encontramos con cambios de color en la piel mayormente a nivel de los tobillos o en la cara interna de la pierna en diferentes estadios de dermatolipoesclerosis (nos referimos con este término a aquellos cambios tróficos de la piel) comenzando por notar al final del día un color rosado o colorado que produce ligero dolor, calor o picazón que lleva a rascarse lesionando la piel que ya se encuentra irritada y en algunos casos esta es la puerta de entrada para producir erisipela (infección de la piel). En las últimas etapas de estos cambios tróficos nos encontramos con las temidas úlceras varicosas siendo estas el objetivo principal del tratamiento precoz de la insuficiencia venosa para no padecerlas porque son muy dolorosas disminuyendo la calidad de vida del que la padece”, añadió.
¿Pueden generar picazón o algún otro síntoma?
Las venas varicosas en sí mismas no producen síntomas. Las manifestaciones clínicas son consecuencia de la irritación del tejido por la inflamación crónica de la vena dilatada sobre el tejido que la rodea. Esta cronicidad lleva a producir dolor o irritación de la zona afectada que se puede manifestar en la piel como aumento de la temperatura asociada con cambios en el color o dolor por la inflamación del tejido celular subcutáneo (la grasa que se encuentra entre el músculo y la piel). La picazón que presenta aquella persona con insuficiencia venosa en las piernas es consecuencia del edema subsecuente.
El edema también se presenta en diferentes estadios según la evolución de la insuficiencia venosa y asociado al sistema linfático que se encuentra sobrecargado, produciendo la distención de la piel y teniendo como consecuencia la picazón. También puede manifestarse con pesadez, calambres, cansancio, malestar, irritación local pero son todos resultados de la insuficiencia venosa que se está manifestando y requiriendo un tratamiento médico para evitar la progresión de la enfermedad. Sabemos que la medicina actual es preventiva, por lo tanto, una consulta precoz es ideal para ayudar al paciente a que esta enfermedad no progrese.
¿Se pueden prevenir? ¿Se busca disminuirlas en verano?
“Obviamente que cuando comienza la primavera y las temperaturas aumentan las mujeres comienzan a prestar más atención a sus piernas viendo aquellas telangiectasias (arañitas) o várices que desarrollaron durante los meses de otoño e invierno. Para prevenir la insuficiencia venosa y sus consecuencias lo más importante es cambiar hábitos”, dijo Di Luca.
El especialista recomendó “caminar una hora por día, 3 veces por semana” ya que esto “sería ideal para complementar la jornada laboral donde se produce la ingurgitación venosa”.
“Este es el punto clave para prevenir el desarrollo de la insuficiencia venosa pero el más difícil, porque cambiar hábitos no para todos es fácil tanto sea por voluntad como por disponibilidad horaria. Los tratamientos son variados dependiendo del estadio en que se encuentre la persona una vez diagnosticado por un Eco doppler venoso y un correcto examen físico”, añadió.
El tratamiento puede ser médico, cambiando hábitos y complementándolo con medicación, drenaje linfático, botas neumáticas, medias elásticas o bien, quirúrgico en caso de ser necesario.
En este caso, hay diferentes opciones dependiendo de cada paciente y su patología. Puede ser realizado en forma convencional o tratamiento láser, a medida que avanza la medicina los tratamientos son menos invasivos y las molestias postoperatorias más leves con menor tiempo de reposo refiriéndonos al tratamiento láser.
Para tener en cuenta:
Existen una serie de consejos sencillos y útiles para prevenir la aparición de várices o evitar que se agraven:
• Evitar tomar sol en las piernas durante períodos largos.
• Por la noche mantener las piernas elevadas.
• Si se realiza un trabajo que exige estar de pie o sentado mucho tiempo, ponerse medias de compresión.
• Evitar el sobrepeso.
• No usar ropa muy ajustada que dificulte el retorno venoso de las extremidades.
• No fumar.
• Evitar ambientes muy cálidos.
• Dar un paseo diario de una hora a paso ligero.
• Beber al menos 2 litros de agua al día.
Fuente: Asteriscos